Crónica de una travesía




Falta poco para que anochezca. A la vista las luces de Riópar, el final de nuestro particular reto. Es la décima jornada de marcha y ya hemos sobrepasado los 200 km de recorrido y los 9.000 metros de ascenso positivo. Estamos a punto de finalizar la travesía del "Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas", una actividad no apta para montañeros.



Jornada 1 - Nieve y ventisca
Estoy apoyándome en el vértice de la cumbre del Rayal (1.834 m) mientras, con las manos ateridas por el frío y azotado por la fuerte ventisca, intento que las fotos que le estoy haciendo a Fran salgan correctamente expuestas y derechas, que no se llene la lente frontal de copos de nieve y no se me vuelen los guantes.
Y poniéndome algo nervioso anticipando el que tiene toda la pinta de ser un descenso tenso que nos exigirá la máxima concentración. Es el primer día de la TransK y no podía haber empezado con más rock'n'roll.




Apenas 20 metros para llegar a la cumbre del Cabañas (2.020 m). En dirección al cresterío del Aguilón, de donde venimos, un fantástico espectáculo de luz y sombra me hace sacar la cámara a pesar del fuerte viento. Una ráfaga me tira al suelo y me hace voltear. Veo entonces que donde debería estar Fran aparece una mochila -en formato horizontal- asomando por el borde, bajo la cual, como un "Platero montañero", a duras penas progresa mi compadre con el vendaval azotándole de cara.


Pontones, punto de avituallamiento. El bar del pueblo está bastante concurrido. Aquí se vive de otra manera. En la tv los políticos, esa pandilla, hablan del "estado de emergencia"; nuestra emergencia, habernos quedado sin comida, ya está resuelta.
Es nuestra sexta jornada y por fin nuestros pies se empiezan a secar.


El agua nos llega por las rodillas; es noche cerrada y estamos vadeando el río Tus.
Llevamos más de 25 km de recorrido y 1.300 metros de ascenso y no sabemos cuando vamos a llegar al final previsto para hoy.
Si no desfallecemos por el esfuerzo y la comida racionada, mañana acabaremos la travesía.